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Cuántas veces hemos oído eso de “se me ha picado un diente”; pero ¿sabemos, en realidad, qué es un diente picado?.
Primero lo explicaré de una manera sencilla; los restos de comida que se quedan en la boca después de comer y no lavarnos los dientes son “comidos” por las bacterias, los desechos que generan estas bacterias van deshaciendo el esmalte del diente y van haciendo un agujero en el diente. Cuanto más profundo es el agujero, más grande es la caries, que puede llegar a afectar al nervio y producir un dolor muy intenso.
La caries dental es una enfermedad infecciosa que se caracteriza por la destrucción de los tejidos dentales. Cuando comemos, los azúcares ingeridos que se han quedado en la boca son metabolizados por la placa bacteriana y esto genera ácidos que hacen que baje el pH y que la estructura del esmalte se vea atacada provocando su desmineralización.
La placa bacteriana podemos verla sobre los dientes, cuando la higiene es inadecuada, como una capa blanquecina. Está formada por distintas especies bacterianas, entre ellas, el Streptococcus Mutans, responsable principal de la caries.
La caries dental es una enfermedad muy frecuente y que puede afectar tanto a niños como a adultos. Su aparición está condicionada por varios factores:
Las bacterias, que producen ácidos.
Los hidratos de carbono fermentados (dulces, leche, refrescos…).
Los dientes, que pueden ser más o menos susceptibles al ataque ácido.
El tiempo y la frecuencia con que los dientes están expuestos a los ácidos derivados del azúcar.
La higiene oral.
Teniendo todo lo expuesto anteriormente en cuenta, queda claro que la mejor prevención de la caries es una dieta equilibrada y una buena higiene oral.