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“… a muy poco descubrieron muchos encamisados, cuya temerosa visión de todo punto remató el ánimo de Sancho Panza, el cual comenzó a dar diente con diente, como quien tiene frío de cuartana; y creció más el batir y dentellear cuando distintamente vieron lo que era, … bien bastaba para poner miedo en el corazón de Sancho,…”
El Ingenioso Hidalgo Don Quijote de la Mancha.
Desde hace muchos años, como atestigua este pasaje de “El Quijote” el bruxismo acompaña a los humanos.
El bruxismo es un hábito parafuncional que consiste en apretar o rechinar los dientes fuera de los momentos en que se mastica durante la comida.
En algunos casos puede causar deterioro de los dientes y dolor muscular.
No está del todo claro cuál es el origen del bruxismo pero lo que sí se sabe es que la tensión emocional o estrés juega un papel fundamental en su aparición.
El estrés es la respuesta fisiológica, psicológica y de comportamiento de una persona que busca adaptarse y reajustarse a presiones tanto internas como externas. El estrés se considera un problema generalizado en las sociedades modernas. El estrés emocional es una actividad cerebral de los centros cerebrales que regulan las emociones, está actividad se da como respuesta a experiencias o estímulos desagradables. El estrés en condiciones normales se considera una respuesta adaptativa que no tiene porque ser negativa, el problema aparece cuando esta respuesta normal está desequilibrada y puede manifestarse de forma inadecuada, dentro de la cual entraría el bruxismo.
Por lo tanto el bruxismo podría ser la manifestación de la tensión emocional a la que se encuentra sometida una persona. El ritmo de vida actual y el grado de exigencia cada vez mayor al que nos vemos sometidos puede generar y, de hecho, genera altos niveles de estrés que en numerosas ocasiones desencadenan episodios de bruxismo que pueden volverse generalizados.
Está actividad muscular anormal que resulta en rechinamiento y apretamiento de los dientes puede generar problemas dentales; los dientes pueden desgastarse. Este desgaste puede ser leve o muy grave, en algunos casos los dientes se desgastan tanto que pueden necesitar endodoncias, lo que se conoce como “matar el nervio”, también pueden aparecer lesiones en forma de cuña en el cuello de los dientes, que si avanzan mucho pueden favorecer la fractura dental. Otra consecuencia del desgaste de los dientes es que disminuye el espacio entre la mandíbula y el maxilar superior lo cual puede provocar cambios estéticos desagradables y también favorecer la aparición de boqueras.
El tratamiento del bruxismo debe ser por lo tanto multidisciplinar, nosotros en nuestra condición de dentistas podremos hacer frente a los daños causados por esta parafunción y también podremos intentar minimizar la aparición de estos daños mediante el uso de férulas de descarga pero será necesaria la intervención de otras disciplinas como la psicología o la psiquiatría para lidiar con el estrés emocional y de la fisioterapia para ayudar a los músculos involucrados en esta parafunción.